Realmente, un debate: ¿Martín o Román?

PALERMO
Parece como si el récord de ser el máximo anotador en la historia de Boca hubiese quedado en segundo plano. Porque todos hablan del festejo entre asistidor y goleador por separado, porque ellos son justamente los dos referentes del club. Martín Palermo convirtió su gol número 219 (luego anotaría uno más), con el que superó el récord de Cherro, tras la habilitación de Juan Román Riquelme. El 9 salió a su encuentro del 10 pero no lo encontró porque ya había salido hacia el otro lado para festejarlo, como si fuera propio.

"No quiero entrar en polémica porque nunca lo hice con ningún compañero ni adversario. La evidencia está ahí, en lo que pasó, queda a criterio de todos los que día a día ven el mundo Boca. Por mi parte no voy a hacer hincapié en eso porque no quiero tener ninguna situación incómoda, más que la que ayer pudo haber pasado adentro de la cancha. Tuve la suerte de compartirlo con mi hijo, fue la felicidad más importante. Es lo único que puedo decir", contó Palermo en el programa "Un Buen Momento" por Radio La Red. Aunque luego seguiría hablando del tema. "Soy claro, no soy amigo, no tengo relación, lo único que nos une hoy por hoy es tener la misma camiseta y saber que los dos, como referentes que somos, tenemos la obligación de sacar a Boca adelante y darles un mensaje a los chicos para no recaer sobre ellos. Las cosas así no van, no sé cual es la manera de que esto pueda salir adelante. Hoy por hoy no tengo pensado condicionar mi futuro a Riquelme o yo. Esa postura es caer muy bajo. Antes era diferente convivir en un vestuario, ahora es diferente, es como dicen", contó.

Y agregó: "A veces busco los motivos o algo que haya causado algún malestar en alguien, por algo, por consecuencia de algo, pero no sé, se dio así. Yo tengo respeto hacia él, como siempre lo he demostrado, y en base a eso, él tiene mi misma camiseta y yo me voy a matar por él, por Gaitán, por Mouche, por Medel, por Chávez, por Insúa, por Rosada, al que le toque. Pero después ya es otra cosa, cuando pasa el partido, es otra la situación".

El goleador también habló en el otro programa matutino deportivo, Vamos con Niembro, por Radio Del Plata: "Nunca se llegó a tener una relación o una amistad, como logré con Guillermo o el Pato y él tal vez logró con otros jugadores. Tal vez pensamos diferente o somos diferentes, pero adentro de la cancha tenemos las mismas intenciones: hacer lo mejor para Boca, algo que quedó evidenciado en la jugada del primer gol. No tenemos ningún trato, está claro, pero sí un respeto".

RIQUELME
Suele Riquelme quejarse porque lo involucran en todos los conflictos. Y tal vez tenga algo de razón Román: hay operaciones mediáticas y políticas empecinadas en ubicarlo como demonio, como culpable de todos los males de Boca. Sin embargo, ese 10 romántico, dulce con la pelota, tan especialista para seducir a un mundo azul y amarillo híper pasional como para dejar a un compañero mano a mano con el arquero rival, muchas veces dibuja gestos innecesarios que lo envuelven en interrogantes. Que exponen verdades ocultas. Que obligan a mezclar lo bueno que inventa en la cancha con lo malo de la intimidad de un plantel con una interna viva.

¿Alguien puede discutir al Riquelme futbolista? Nadie. Motivado, "feliz" como él dice, jugando como ante Arsenal, ¿quién no quiere tenerlo de su lado?

Riquelme levanta una pared con Gaitán y, mano a mano con Campestrini, aunque tenga todo para definir, asiste al goleador que busca un récord. Es Román un pase claro a la derecha para ponerlo a Gaitán en sitio de gol, en la acción del 2-0 que tras el despeje del arquero mandó a la red Chávez. También el 10 es igual al gol propio tras una aceleración sorpresiva ante Tula y Yacuzzi, abriéndose para sacar un derechazo alto, imparable, desde un ángulo difícil.

Riquelme es eso, pero también es aquello que excede a la pelota y que divide. Ahí genera discusiones entre quienes lo adoran y todo le perdonan con quienes se animan a cuestionarlo. Ese contrapunto lo provoca hasta en una tarde-noche de resurrección futbolística para Boca, aunque sea por un día...

Y existen comentarios, cosas que dice la gente...
Los ultra-riquelmistas se jactan y, con una sonrisa amplia, comentan y lo defienden:

# "Román no es egoísta. El podía hacer el gol, pero se lo dio a Palermo, aunque no se pueden ver y sabía que pasaba a Cherro".

# "Dicen que no lo fue a saludar a Palermo en el primer gol, pero no dicen que en el segundo de Boca chocó las palmas con él. Y si lo iba a abrazar dirían que fue un falso".

# "Si le hubiera querido arruinar el festejo-récord a Palermo, directamente no se la daba y definía él".

# "Román tenía mucha carga encima. Era un partido especial. Por eso fue a gritarlo con los hinchas. Ahí Román estaba en la suya. Y por eso en el gol que metió, se señaló un oído, como si pidiera escuchar todo lo malo que dicen algunos dirigentes de él".

Eso sí, hay otra mirada. Es la que exponen los anti-riquelme:

# "Le dio el pase-gol, pero después lo ignoró a Palermo. Le dio la espalda. No se bancó que ese momento fuera sólo para Palermo".

# "¿Por qué se fue a festejar solo? Palermo lo buscó en el gol que hizo. Y después, cuando Riquelme metió su gol, Palermo lo esperó para saludarlo. ¿Por qué eso no le salió con naturalidad a Riquelme?".

# "En la asistencia parece que Riquelme hubiera querido ridiculizarlo a Palermo, como diciendo 'si yo no te la doy vos no lo hacés'. Y después Gaitán, que es amigo de Riquelme, en el otro gol de Palermo, hizo lo mismo. Mucha casualidad. ¿Por qué no lo hacían antes?".

¿Quiénes tienen razón? ¿Quién tiene razón? ¿por qué se generan estos conflictos?